Proa Valdearinnoensis. Los más prestigiosos paleontólogos del mundo ya se han aprendido este nombre de memoria, que es el que hace referencia a la nueva especie de dinosaurio hallada en las minas de carbón de Ariño en 2010. Pero detrás de ese nombre hay mucho más que huesos. El dinosaurio ariñense ha sido fechado hace 110 millones de años. Es una época muy infrecuente y rara, y muy pocos yacimientos en toda Europa se corresponden con esa edad. Lo habitual es encontrar fósiles de hace entre 140 y 120 millones de años. Por eso, Proa Valdearinnoensis abre un nuevo escenario de investigación, y permite estudiar la vida de un periodo hasta ahora desconocido.
El material recuperado hasta la fecha consiste en 348 huesos correspondientes al menos a 6 individuos diferentes. Entre los restos, un cráneo completo. El nuevo dinosaurio fue comedor de plantas y su longitud se estima entre los 7,5 y los 8 metros. Pero además de la fecha en que se ha datado, Proa destaca por otro rasgo inusual, precisamente el que le da ese nombre tan marinero: su pico. Su predentario es único en su grupo. El espécimen tenía tres filas de dientes que se desplazaban. Además, contaba con un pico muy afilado, un rasgo primitivo para ser un animal que vivió hace «tan pocos» millones de años.
El dinosaurio de Ariño no es un encuentro casual. Cuando los paleontólogos de Dinópolis, los autores del hallazgo, prospectaron superficialmente la zona distinguieron varios grupos de fósiles que casi afloraban a la superficie. Después de tres años de investigación, se ha cifrado en 101 las concentraciones que alberga la val de Ariño, y hasta la fecha se han recuperado 5.000 huesos.
Se encuentran en la sede de Dinópolis en Teruel, donde se están estudiando y catalogando. Pero al haber sido encontrados en un ambiente muy influido por el carbón y la pirita, los fósiles están condenados. Las reacciones químicas a las que se somete el resto después de haber sido extraído del carbón acabarán convirtiendo la pieza en polvo. Por eso es importante estar muy atentos a los restos y cuidarlos muy bien.
Para mantener intacta la información que pueden brindar, el hueso se restaura y se sacan moldes para poder reproducirlo en materiales que no se deterioran. Incluso se puede digitalizar con tomografías.
Orillas del mar Tetis
El área bajoaragonesa estaba muy próxima al antiguo mar Mediterráneo, llamado mar de Tetis. Por eso, la donde hoy está Ariño estaba formada por áreas pantanosas. Es ahí donde vivía este espécimen, y donde probablemente quedó atrapado. Prueba de que el ambiente era marismeño está en los numerosas tortugas completas, restos de cocodrilos y otros microorganismos extraídos de la tierra.
Ese ambiente costero también ha dejado numerosos yacimientos cerca de Alcorisa, una zona imprescindible para estudiar el Jurásico marino en Teruel (hace 200 a hace 145 millones de años).
Para llevar a cabo las diversas campañas en Ariño, ha sido imprescindible lacolaboración con Samca, la empresa que explota las minas de lignito a cielo abierto en Ariño. Es precisamente en el estrato en que queda tras el trabajo minero cuando aparecen los niveles que interesan a los paleontólogos.
La importancia mundial del hallazgo quedó reflejada con la publicación de la descripción del espécimen en la prestigiosa revista científica neozelandesa ‘Zootaxa’. Posteriormente, la publicación de un nuevo artículo en GeoHeritage batió todos los records de descargas, con más de 500 en los primeros 90 días. Más de doble del segundo artículo más descargado.
Ariño, ¿sede de Dinópolis?
La relevancia de los restos encontrados, así como su inmenso volumen, ha motivado que el Ayuntamiento de Ariño haya solicitado formalmente al Gobierno de Aragón la creación de una nueva sede de Dinópolis en la localidad. Sería la octava subsede, y recogería los restos del Proa Valdearinnoensis en su contexto original. La petición, cursada a principios de año y firmada por el alcalde de la localidad, Joaquín Noé, aún no ha recibido respuesta.
A juicio del primer edil, esa posible subsede podría suponer un impulso turísticopara la zona y un complemento ideal para su proyecto estrella: el balneario. Por eso, confía en que en que el Ejecutivo sea sensible con la localidad, máxime cuando la minería no atraviesa su mejor momento y el territorio necesita un impulso económico y abrir nuevas vías de conseguir beneficios. En este punto, Noé hizo hincapié en que los hallazgos en las minas de la localidad «son importantísimos y únicos en el mundo» y, además, los paleontólogos de Dinópolis siguen trabajando y siguen encontrando fósiles.
108.563 visitantes
En sólo 10 años, la Fundación Dinópolis ha localizado 132 nuevos yacimientos en la provincia y 29 nuevos lugares con huellas de dinosaurio. Eso arroja la cifra de 16 hallazgos nuevos al año. A raíz de ello, se ha procurado acercar los hallazgos a las zonas donde se producen mediante la apertura de nuevas subsedes. De momento, la provincia cuenta con siete de estos centros.
Además de la sede central en Teruel, los visitantes cuentan con subsedes enCastellote y Peñarroya de Tastavins también cuentan con sus propios centros desde 2003 y desde 2006 respectivamente. Además, el Museo de Mas de las Matas contiene una colección fósiles marinos. Los centros bajoaragoneses han conseguido atrae, desde 2003, a 108.563 visitantes. Eso da una muestra del interés que los dinosaurios despiertan en el imaginario social. El conjunto de Dinópolis en la provincia ha generado 2 millones de visitas.
En Albarracín, se encuentra el Mar Nummum, donde se albergan restos fósiles marinos de hace 150 millones de años. En Galve está la sede Legendark, que alberga los restos de una familia de Aragosaurus, el primer dinosaurio definido en España. Rubielos de Mora alberga la Región ambarina, ubicada sobre no de los pocos lagos fosilizados documentados en el mundo. Lo más destacable son los insectos atrapados en resina de árboles de hace 100 millones de años. Por su parte, el hallazgo más espectacular, el Turiasaurus Riodevensis, puede contemplarse en Titania, el centro de Riodeva. Se trata del dinosaurio más grande encontrado en Europa