
Dentro de la cámara los arqueólogos encontraron un sarcófago con los restos momificados de un antiguo gobernante de Elefantina de la época del reinado del faraón Amenemhat III (1818-1773 a. C.). La naturaleza del sarcófago hallado supuso un quebradero de cabeza para los investigadores, ya que "el difunto había sido enterrado en dos ataúdes y tanto el exterior como el interior estaban decorados". Aunque las inscripciones de la caja exterior identificaban al difunto como un hombre, "los jeroglíficos de la caja interior se referían a la momia como una mujer", explicó Jiménez.
Los arqueólogos llegaron a la conclusión de que "al no disponer sus parientes de un ataúd preparado para un hombre, utilizaron otro que estaba destinado para una mujer de la familia" y que solo después, cuando el ataúd apropiado ya estuvo preparado, lo colacaron dentro.
La cámara ha permanecido intacta durante tanto tiempo gracias a unos ladrones de tumbas, que hace varios miles de años entraron en la tumba 33 de Qubbet el Hawa en busca de tesoros y centraron su atención en un pozo adyacente a la cámara, amontonando los escombros delante de la puerta secreta que daba a la cámara.
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