ESTA ESCULTURA, DE LA EDAD DE HIERRO, REPRESENTA UN GUERRERO Y MIDE 2,75 METROS
Por ahora se desconoce si se trata de una estela funeraria, un emblema de la ciudad o una imagen de divinidad
AINARA IZKO - Sábado, 22 de Junio de 2013 - Actualizado a las 08:48h
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Vecinos de Beire durante la presentación de la estatua. (A.Izko)
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BEIRE. Cuando el vecino de Olite Julián Algarra, más conocido comoChamaco, encontró hace ahora tres años en las inmediaciones del yacimiento arqueológico de Turbil (Beire) una piedra tan erosionada que apenas dejaba entrever la huella del hombre sobre ella, jamás hubiese imaginado que acababa de descubrir la cabeza de la estatua más antigua de Navarra, que data de la Edad de Hierro, entre los siglos V y III a.C. "Es excepcional y única" subrayó ayer en su presentación oficial en Beire el arqueólogo Javier Armendáriz, que ha recogido el hallazgo en un estudio preliminar publicado en la revista Trabajos de Arqueología de Navarra.
Sin embargo Chamaco fue precavido y dio la voz de alarma, motivo por el cual, dos años y medio después el Gobierno de Navarra financió una intervención arqueológica que posibilitó la recuperación del torso de la estatua-estela de Turbil, nombre por el que se la conoce. Tras excavar una superficie de 12 metros cuadrados, además, lograron dar con 80 piezas más del puzzle.
Tras encajar la cabeza y el torso mediante unas varillas de acero proporcionadas por Valeriano Jaurrieta, cantero de Olite, Carmen Usúa se encargó en última instancia de su restauración parcial pegando 21 de los diferentes fragmentos encontrados en Turbil. El resto no se han podido pegar por problemas de estabilidad. Usúa también quitó la humedad y los líquenes de la piedra.
Cuando se observa la estatua- estela, por tanto, lo primero que sorprende es su espectacular tamaño ya que ronda los 2,75 metros. Aunque esto no es nada en comparación con su tamaño original ya que los expertos calculan que podía superar los 3 metros de altura. Asimismo, se distingue un ojo, una oreja, el trazado de una correa de cuero en el hombro, parte del pelo y un disco-coraza en el pecho de unos 50 centímetros de diámetro.
Este disco-coraza, poco habitual en la zona en la que se ha encontrado, era un arma utilizada por la élite aristocrática de la época y provenía de Oriente Próximo aunque los íberos también la utilizaban. Armendáriz señaló al hilo que "el descubrimiento de una estatua-estela de tipología ibérica en Navarra es un acontecimiento extraordinario". El arqueólogo dejó la puerta abierta a las interpretaciones y dijo que la estatua puede ser "una estela funeraria de un príncipe guerrero, un tótem o emblema de la ciudad, la imagen de una divinidad en un santuario o las tres cosas a la vez".
Para descubrir los secretos que rodean a esta escultura resultaría sumamente útil retomar las excavaciones en esta zona. Hasta que esto ocurra, no obstante, la estatua más antigua de Navarra continuará almacenada en la sección de Arqueología de la Institución Príncipe de Viana aunque puede que en un futuro se exponga en el Museo de Navarra. Dado que la pieza original no volverá a pisar el lugar en el que ha yacido los últimos 2.200, 2.300 o 2.400 años, se baraja como opción reconstruir una réplica exacta de la estatua para colocarla en Turbil. En septiembre, además, se realizará alguna visita guiada a la zona.
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