La expedición arqueológica de Stávropol realizó excavaciones a mediados de agosto en el lugar de construcción de un nuevo sistema de conducción de aguas. Durante el proceso se encontró oro escita del siglo IV antes de Cristo. Se calcula que el valor de dicho hallazgo es de varios millones de dólares.
La expedición arqueológica Nasledie (patrimonio), dirigida por Andréi Belinsky, analizó el barrio de Shpakovsky en Stávropol antes de la construcción del nuevo sistema de conducción aguas. En el lugar había algunos montículos, pero todos ellos habían sido repetidamente saqueados por los arqueólogos furtivos ya en el siglo XIX, por lo que no se esperaba hacer ningún descubrimiento científico. Los expertos se asombraron al ver como los objetos encontrados brillaban en la tierra.
Nueve objetos de oro perfectamente conservados habían estado enterrados durante aproximadamente 2.500 años. Entre ellos, una sortija, un brazalete, cálices y un jarrón, todos ellos sin un rasguño. En estos objetos se representaban escenas de duelos de los escitas y de laceración de animales fantásticos (grifos), caballos y ciervos.
Actualmente, Nasledie y la empresa estatal del Ministerio de Cultura de la región de Stávropol están llevando a cabo múltiples programas de investigación, incluida entre ellos la participación de colegas de centros dominantes de investigación de Rusia, Alemania, Francia y China. Cada estación, se realizan excavaciones en la región de Stávropol en los lugares donde hay construcciones, y en ellos pueden encontrarse objetos arqueológicos.
Los arqueólogos consideran que se trata de ilustraciones del mito de Herótodo sobre el retorno de la marcha de los escitas a Asia Occidental y su combate con la nueva generación de escitas nacidos de los esclavos en su país natal. Tales objetos solo podrían pertenecer a un miembro de la familia real.
“Objetos como estos hay pocos en el mundo. Y se puede decir con certeza que es el hallazgo más importante en los últimos 50 años en territorio ruso, y quizás de toda la etapa postsoviética”, señala Andréi Belinsky.
Los investigadores creen que los mejores artesanos griegos del Bósforo crearon estos objetos. Actualmente existen varias versiones sobre quién los creó. Una sostiene que se trataba de un regalo de los griegos; otra, que su fabricación la ordenó el rey escita personalmente.
Sin embargo, el mayor misterio que rodea a este tesoro es su aparición en el territorio de Stávropol. El hallazgo data del siglo cuarto antes de Cristo, aunque, según la versión oficial, en aquel entonces los escitas ya no se encontraban en Stávropol. Fue entre los siglos VII y VI a. C. cuando los escitas habitaban en este lugar. Después emigraron a la zona del mar Negro. En el siglo IV antes de Cristo, la cultura escita alcanzó su época de máximo esplendor justamente en las orillas del Ponto Euxino, y a continuación empezó a desvanecerse paulatinamente.
Los objetos ya forman parte del fondo del museo de la Federación de Rusia y se conservarán en Stávropol, es decir, donde fueron hallados. Los científicos se han comprometido a conservar el oro de forma segura. “Todas las fuentes históricas actuales afirman que en el siglo IV no hubo escitas en este lugar. Quizás nuestro descubrimiento cambiará la forma de entender la vida de los clanes gobernantes previamente a la caída del imperio, que cae precisamente en el siglo III antes de Cristo”, prosigue Belinsky.
Todavía es pronto para hablar sobre la exposición de los objetos al público. Es necesario estudiar con más profundidad el hallazgo y, muy probablemente, participar en lo que quieran muchos científicos de renombre mundial. No obstante, en los museos de Stávropol están convencidos de que, en unos cuantos años, cuando el oro de los escitas se exponga al público, atraerá al lugar a cientos de turistas.
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