“Esto es espectacular. Nunca se vio una acumulación de cuernos como ésta. Inaudito”. El arqueólogo Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico Regional de Madrid, muestra con entusiasmo el yacimiento neandertal de la cueva bautizada como La Des-Cubierta, cerca de la Sierra de Guadarrama, a unos 100 kilómetros de Madrid. Allí, en sucesivas campañas, han encontrado 20 pares de gigantescas astas de Box primigenius, un toro prehistórico que doblaba en tamaño a los actuales y hubiera hecho correr al más valiente torero. El lugar donde estaban lo llaman La Monumental, como tantos cosos taurinos.
Juan Luis Arsuaga, Cayetano Rivera Ordoñez, Eva González y Mikel Urmeneta
Juan Luis Arsuaga explica el tamaño de los cuernos de Uro que se han estado sacando en la zona de la Cueva Des-Cubierta a Cayetano Rivera Ordoñez y Eva González
Este verano, el diestro Cayetano Rivera, acompañado de su novia y su cuadrilla, pudo comprobar in situ el tamaño de los cuernos de aquellos animales, mientras el paleontólogo Juan Luis Arsuaga le explicaba cómo rescatan sus restos, algunos aún incrustrados en el suelo. En total, en la campaña de este año han encontrado ocho, que con los anteriores suman la veintena de cornamentas. Ahora, la perplejidad de un primer momento de los investigadores va dando paso varias hipótesis sobre las razones que pudieron llevar a recoger en ese lugar tantas piezas iguales. Arsuaga, Baquedano y el geólogo Alfredo Pérez, los tres codirectores del proyecto, saben que confirmar una u otra llevará aún su tiempo.
20 PARES DE ASTAS Y UNA NIÑA
Y es que La Des-Cubierta es una cueva peculiar, sin techo, de donde viene su nombre. El yacimiento se encontró en 2007, siguiendo la pista de los restos de un topillo (Vaufrey) típico de clima fríos como el Himalaya. Dos años después, ya limpia la zona, comenzó a revelarse que aquello había sido una cavidad. “Era como una torta del Casar, muy fácil de excavar, con restos de hace unos 40.000 años o más”, explica Baquedano mientras recorre el extenso perímetro en el que ha trabajado su equipo.
El primer gran hallazgo fue, en 2011, los cinco dientes de una neandertal de corta edad: la Niña de Lozoya. Es, dicen los miembros del equipo, el enterramiento infantil de neandertales, intenciondo, más al sur de Europa que se conoce y el primero en la Península.
Dos años después, a escasos metros de la Niña, ya tienen en su poder las 20 pares de astas de uros, que están muy cerca de lo que fueron varias fogatas. Lo curioso es que son cuernos prácticamente sin cráneo, que no fueron tocados por ningún animal carnívoro y que, evidentemente, no podían servir de comida. ¿Para qué los llevaron hasta ese lugar entonces?
El arqueólogo Enrique Baquedano en el yacimiento la Des-Cubierta
“Tenemos tres hipótesis de trabajo. Una de ellas es que se trate de una acumulación de huesos sin más, con un origen natural; otra que los neandertales aprovecharan el estuche (la parte externa) de los cuernos como materia prima; y la tercera que su acumulación cerca del enterramiento y con hogares tuviera algún significado simbólico”, enumera el arqueólogo.
Esa función ritual -quien sabe si cazar un uro diera prestigio social en el grupo- sería la primera evidencia de este calibre detectada en el mundo para esa especie, de la que compartimos un 4% del ADN. Así que en el Calvero de la Higuera de Pinilla del Valle, como se denomina el enclave, durante los últimos días de la campaña el equipo ha trabajado duro para encontrar el link definitivo entre el enterramiento de la Niña y los "trofeos" de los Bos Primigenius.
Aún no tienen una fecha que adjudicar al lugar. Baquedano reconoce que la datación es complicada y remite a los resultados de futuros estudios en el Centro Nacional de Investigación en Evolución Humana (CENIEH), que dirige Alfredo Pérez, aunque conjetura que eran de los últimos de su especie.
VALLE DE LOS NEANDERTALES
Lo que sí que está ya en marcha es la marca Valle de los Neandertales, que apoyan los alcaldes de todo el Valle de Lozoya, un lugar que fue modelando el río Navalmaíllo durante millones de años, a la vez que horadaba cavidades en los laterales donde después se refugiaron animales salvajes, y también los homínidos. El objetivo final es hacer un Parque Arqueológico visitable, con guías, con rutas de senderismo que pasen por los yacimientos y muestren su riqueza.
Porque aparte de La Des-Cubierta, en el Calvero se excava también en el Abrigo de Navalmaíllo, de más de 350 metros cuadrados, un campamento en el que los neandertales, hace 77.000 años, se dieron grandes banquetes de rinocerontes, ciervos, caballos o rebecos. Unas herramientas de cuarzo bastante toscas y restos de esas viandas son buena prueba de su actividad.
Y también está la Cueva de la Buena Pinta, descubierta en 2003 y que ha resultado ser, en una parte, un primitivo cubil de hienas (también aquí hallaron dos dientes neandertales, comidos por ellas) y, en otra, un espacio en el que acamparon en su nomadeo por el valle, como señalan las piedras talladas y los huesos que dejaron.
Son los tres lugares en los que han excavado desde mediados de agosto hasta el 25 de septiembre, con la financiación de la Comunidad de Madrid y de Mahou. En un cuarto, junto al camino, ya no se trabaja, pero es el primero que dio la pista que inició el proyecto: dos muelas de neandertales.
Ahora, con miles de piezas en bolsas de plástico, los excavadores abandonan el lugar. La tarde de campaña la han dedicado, cada día, a limpiar las piezas de incrustraciones milenarias, a archivar los datos.... El análisis y la restauración general es trabajo para todo el año, o más.
De momento, respuesta al misterio los cuernos de toro primitivo en La Monumental de Pinilla se suma a las otras muchas pendientes que rodean a este especie humana.
La restauradora Mari Cruz Ortega, junto a uno de los cuernos, aún con incrustraciones.
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